Llegamos ahí, un lugar en donde sólo tu y yo sabemos de este secreto. Admito que parecía una niña emocionada recorriendo la habitación, asombrada al ver ese enorme jacuzzi y anhelando jugar con las burbujas de jabón.De pronto te tuve ahí, frente a mi con esa sonrisa coqueta y esa mirada tierna. Comenzaste suavemente a delinear con tu mano mi figura apretando suavemente mis glúteos como una insinuación de ya no soportar más y querer arrancarme el vestido. Comenzamos a besarnos y acariciarnos, hasta quedar piel con piel. (Cierro los ojos y aun puedo sentir tu aroma que inunda mi ser) Tu piel tan suave, blanca, tu pecho velludito y tus brazos torneados, tus labios besando mi cuello, apretándome hacia ti. Me tomaste de la mano y nos sumergimos entre esa agua calientita y las burbujas, no dejábamos de besarnos suave y apasionadamente. Poco a poco nuestros cuerpos se acercaron cada vez mas hasta sentirte profundamente en mí, me hacías gemir de placer. Nada importaba ya, sólo tu y yo, haciendo el amor como aquella última vez que lo hicimos en aquella otra vida. El destino o la causalidad nos volvió a reunir y nos puso ahí, juntos explotando una y otra vez, extrañe todo una vida sentirte así.Entre burbujas, sonrisas y besos, me sentaste en la orilla del jacuzzi y comenzaste a juguetear con tu lengua y a frotarme con tu barba y fue imposible a no gritar y explotar más de una vez.Mi cuerpo se estremecía y me abrazaste fuertemente y para calmarme al oído mencionaste “Estaba en las tinieblas y no conocía la luz, pero al verte reviví y mi corazón empezó a latir al sentir tu piel cerca de mí” y así estuvimos juntos hasta el anochecer reviviendo intensamente nuestro amor.Pero el momento de despedirnos llegó, pero qué son solo unas horas sin ti si ya espere tanto por ti, nos hemos encontrado y estaremos juntos hasta la eternidad.
Escrito y publicado por Gaby Reyes
Derechos de autor 03-2007120713021100-14
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